Repasando lo aprendido
En el capítulo anterior, aprendimos cuáles son los principales signos y síntomas que nos pueden alertar de un posible cáncer de mama. Cabe destacar de nuevo que la presencia de algunos de estos síntomas no implica la existencia y/o el desarrollo de un cáncer. Hasta un 90% de los tumores mamarios son benignos y no suponen ningún perjuicio para nuestra salud.
Sin embargo, es muy importante acudir a un profesional en el momento que observemos algunos de estos síntomas, con el fin de descartar la posibilidad y, en caso de tumor maligno, detectarlo a tiempo. La detección precoz es fundamental y una de nuestras mejores herramientas en la lucha contra el cáncer.
En el capítulo de hoy, vamos a conocer cuáles son los principales pruebas y métodos de diagnóstico del cáncer de mama, las cuales nos van a permitir conocer dos aspectos importantes:
- Confirmar o descartar la existencia de un tumor.
- Comprender la naturaleza del tumor (si es benigno o es maligno).
- En caso de ser maligno, conocer con mayor detalle el estadio del tumor.
Pruebas y métodos de diagnóstico en el cáncer de mama
Una buena parte de los tumores mamarios son detectados a raíz de los primeros síntomas encontrados durante la autoexploración mamaria. Es por ello que conocer bien cómo se realiza este procedimiento es algo fundamental para todas las mujeres.
Los tumores también pueden observarse durante el trascurso de una revisión médica periódica. Esta revisión se recomienda por primera vez a partir de los 40 años, repitiéndose anualmente, con el fin de evitar que el tumor se propague demasiado en caso de su aparición.
Aun así, aunque buena parte de los casos se detectan a partir de una autoexploración sospechosa, siempre debemos consultar con un especialista. A partir de aquí, se sigue un protocolo específico que marca sucesivamente diferentes pruebas.
A continuación, explicamos en qué consisten cada una de esas pruebas.
Mamografía
La mamografía o senografía es una radiografía específica de la mama.
Esta radiografía nos permite observar asimetrías en la mama, masas desarrolladas en su interior o la ausencia de ellas, o la existencia de microcalcificaciones en las proximidades del tumor.
Al observar una masa, debemos analizar con detenimiento sus características y su naturaleza; no sólo su tamaño, sino también su forma (redonda, estrellada…), sus bordes (definidos, difusos…) y su contenido (puede tratarse de una masa sólida o líquida).
Si la mamografía no demuestra la presencia de masas, calcificaciones u otros elementos similares, la prueba se considera negativa y la mama libre de enfermedad. Aun así, se aconseja realizar un seguimiento periódico de la observación mamaria para mayor seguridad.
Ganglios en axilas
Durante la exploración clínica, además de la mama, debemos valorar la presencia de ganglios ligeramente inflamados en la axila, los cuales habrían aumentado ligeramente su tamaño, lo que podría sugerir una posible metástasis de la lesión cancerosa a la axila.
En el caso de encontrar inflamación en estos ganglios, lo procedente es realizar una biopsia de los mismos, para confirmar o descartar la existencia de células cancerígenas en su interior.
Aquí vemos cómo la importancia de un diagnóstico precoz vuelve a ser evidente de nuevo. Si el tumor se detecta a tiempo, la probabilidad de que se expanda descontroladamente es mucho menor. Esto permite que las extirpaciones de los ganglios en las axilas sean cada vez menos extensas, llevándose a cabo una cirugía más conservadora y menos mutilante.
Punción de aspiración con aguja fina
Esta prueba de estudio citológico nos permite valorar qué tipo de células o líquido es el que encontramos en la masa observada durante la mamografía.
Esta prueba sólo se realiza si la mamografía nos señala un resultado positivo.
Para realizar la punción, se administra un poco de anestesia local sobre la mama, para luego introducir una aguja muy fina que, unida a una jeringa, nos permite aspirar parte del contenido de la masa.
En el caso de que sea un quiste, podemos vaciar su contenido líquido y, si no tiene sangre en su interior, la patología será resuelta. En caso de que tenga sangre en su interior, aunque presente contenido líquido, se recomienda realizar una biopsia para un estudio más completo. Esta biopsia también sería recomendable en caso de que el quiste volviese a aparecer poco tiempo después de retirarse.
Menos del 1% de los tumores de mama aparecen en un quiste, pero es mejor actuar con cautela.
En el caso de una masa sólida, la punción nos permitirá estudiar sus células, valorando con detenimiento sus características:
- Si son células normales (no cancerosas) y no hay sintomatología clínica ni radiológica de cáncer, podemos seguir el proceso mediante observaciones periódicas. No hay que alarmarse en exceso. Si hubiese duda, se practicaría una biopsia de la masa sólida.
- Si son células cancerosas, hay que operar. Además, durante la misma operación quirúrgica, es necesario confirmar mediante biopsia la presencia y extirpación del cáncer en su totalidad.
Pruebas específicas para determinar la naturaleza del tumor
Una vez confirmada la presencia del cáncer, ya bien mediante la punción de aspiración o mediante la biopsia, debemos delimitar y comprender con exactitud las características del cáncer, así como su posible extensión a otros órganos.
Este estudio debe realizarse ANTES de proceder al tratamiento más idóneo para cada caso, ya que nos permitirá conocer el grado de desarrollo del cáncer, colaborando de manera importante al a hora de concretar el tratamiento más adecuado.
Para la realización de este estudio en profundidad, se efectúan algunas de las siguientes pruebas:
- Análisis de sangre o hemograma completo: con el fin de valorar si se encuentra afectada o no la médula ósea de los huesos.
- Bioquímica sanguínea completa: para conocer en profundidad cómo se encuentra la función del riñón,
- Ecografía abdominal: se practica cuando hay sospechas de que el hígado puede encontrarse afectado, como sucede en la hepatomegalia, alteraciones de la bioquímica hepática en el análisis de sangre, etc.
- Gammagrafía ósea: permite valorar una posible afectación de los huesos, situación ésta probable en el caso de cánceres avanzados.
Una vez realizadas las diferentes pruebas de diagnóstico, así como confirmar la presencia o no de cáncer de mama, nos encontramos en disposición de conocer el grado de crecimiento del tumor.
El conocimiento de su tamaño, así como sus características microscópicas, es de vital importancia para valorar de forma más precisa el pronóstico y el tratamiento que debemos aplicar. Un tratamiento adecuado es aquel capaz de conseguir los mejores efectos terapéuticos, por lo que un profundo conocimiento sobre el tumor es algo fundamental.
En el próximo capítulo
Ahora que sabemos cuáles son las pruebas y métodos de diagnóstico y en qué consisten cada una de ellas, estamos listos para comprender los diferentes estadios o grados de crecimiento del tumor.
Puedes obtener acceso a toda la información sobre este tema en el siguiente capítulo.
¡Hasta la próxima!
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*La mayoría de información expuesta en esta guía se ha elaborado con la ayuda de la Guía del cáncer de mama, escrita por el Dr. Pedro Ramos y el Dr. Antonio Ruiz, así como la mayoría de fotos utilizadas a lo largo del post. Desde Efecto Positivo les estamos completamente agradecidos y queríamos hacerle una mención especial, a pesar de que se han usado otras muchas fuentes para completar la información y ofrecer una guía completa, integral y actualizada.